La armonía es lo que mantiene todos los elementos de la imagen en conjunción unos con otros, dentro del propio orden de la obra, unificando color y orden, es capaz de dotarla de personalidad y de que todos los personajes o formas se interrelacionen los unos con los otros.
En esta imagen (Pesadilla Nocturna, Füssli, 1802), vemos cómo la composición triangular y el contraste entre blancos y oscuros forman ante el espectador la escena de la mujer atormentada por las pesadillas. El hecho de que ambas criaturas se encuentren en un nivel de la imagen superior al de la mujer indica su poderío sobre ella, centrando la atención en la totalidad de la imagen y no en una parte de ella.
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